Una noticia publicada en el ABC nos recuerda que, a pesar de que el acto de compararse parece algo innato de las personas, debemos tener en cuenta que cuando lo hacemos tendemos a infravalorar nuestras capacidades mientras que exacerbamos el valor de la otra persona.
A veces, compararnos puede resultar útil, como por ejemplo para darnos cuenta algo que nos gustaría mejorar, cambiar o conseguir, siempre y cuando no perdamos de vista el valor de nuestros propios logros.

Aquí es donde entra la idea de la perfección, según la psicóloga Lidia G. Asensi, psicóloga del Centro Psicológico Cepsim, que nos tiene intentando mantener una altas expectativas y exigencias.
Además, nos cuenta que esta situación en la que se idealiza a la otra persona, nos lleva a rechazar quienes somos, y entorpece el cambio positivo y afecta negativamente a la autoestima.
Hay que recordar que la persona con la que nos comparamos es más que ese elemento que nos gusta, y que también tendrá características que no le gusten a el mismo.
¿Te has dado cuenta cómo han afectado las Redes Sociales en esto?
Compartir únicamente la «cara bonita» de las cosas nos hace plantearnos por qué nuestra vida no es tan buena como el resto.
Debemos consumir con cuidado este contenido y ser críticos siempre con lo que vemos.
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